EN BUSCA DEL POGO PERDIDO
tl;dr: volvieron
Por: Luis Segovia
Tengo una campera (¿qué carajo hacía con campera?) me la saco en un segundo, guardo en los bolsillos con cierres la billetera, el celu, la sube. Me la envuelvo alrededor del brazo, como si fuera un gaucho matrero en un duelo cuchillero o un boludo que debería haberle enchufado la campera a su hermana y se olvidó.
La escena de que este cronista se queda sin aire en medio del pogo se repite en Sasquatch, en Piso liso, pero no en Canción del Cronopio. Ese tema resucita para que en los otros te maten.
tl;dr: volvieron
Por: Luis Segovia
Le digo a Matías (el dueño de DC)
si vamos. Me dice que sí .Yo debería haberme puesto a pensar que escribir ahí
pero conscientemente decidí no hacerlo. Generarme cualquier expectativa, anticiparme
a ese show era algo que me generaba una psicosis total, pero no de las buenas,
realmente me preocupaba.
(NdeE: No soy el dueño)
Temía: pensaba en los caballeros
medievales, que andan por la vida peleando con dragones, liberando aldeas,
haciendo todas esas cosas que hacen los caballeros con el único fin de
impresionar a ese amor platónico que nunca ven pero les dijeron que está buenísima
o buenísimo (según los intereses y conveniencias políticas que el caballero
levante), y así, como nunca lo a la vieron a este o esta dulcinea, el nunca
haber visto a Los Brujos me llenaba de unas inalcanzables expectativas y hoy
bien podrían nunca empatar esas expectativas.
Y sin embargo habían marcado mi
adolescencia. Que en el dos mil empezó, ponele. Y empezó fuerte, necesitada de
energía. Los brujos siempre estuvieron ahí, marcando el beat de como debía
sonar una banda, como debía saltarse en un pogo. Todas las bandas que vi en ese
periodo hermoso de caretaje pubertiano tenían eso, sabían que tenían que hacer
saltar al público teenerto y todas reconocieron la influencia de estos
muchachos desquiciados de otro planeta
El azar me acercó a ellos, nada
más. Yo compraba compilados mp3 piratas en
la estación de San Miguel. Compré uno de rock nacional de los noventa.
Tenía Cienfuegos, Catupecu, Adicta, Almafuerte y los Brujos, una ensalada rara.
Catupecu era lo que yo quería oír. Pero cuando sonó Mi vestido floreado, esa letra crota, infantil, amorosa, me marcó.
Supongo que así se dan los traumas, no los esperas y los llevas con vos para
siempre.
Seguí escuchando bandas, me
colgué la bandera del rock nacional, me dolió cromañón, bah, más que dolerme me
cagó la vida, vi como se cerraban los lugares, como las entradas se iban a la
mierda, como las marcas cambiaban el nombre a los míticos estadios... Hoy no
creo que Zitarrosa tocaría en el Pepsi. Y nada, poguié, salté, engordé, no
poguié más.
Pero siempre estaban ahí, onda
sus discos quedaron. La internet los acercaba y recién cuando la CIA cerró
megaupload se hicieron un poquito difícil de conseguir, los blogs tenían miedo
o se hartaban de resubir a mediafire y rapidshare. Taringa abandonó a sus
usuarios y se dedicó a ser red social.
Yo tenía el cd pirateado Fin de Semana Salvaje. Un día en un
gimnasio al que iba ponen los Deca y suena una versión re pachanguera de
Kanishka. Me cae la ficha de que esta banda es más o menos grosa... Onda ¡los
Deca los coverean!
Google en el 2006: WOW los brujos
fueron la primer banda con página web. WOW los brujos fueron una de las pocas
bandas argentinas que fueron choreadas por Nirvana (Very ape, por si no lo sabían). WOW los brujos fueron unos de los
padres del nuevo rock argentino y eso del rock sónico. WOW clarín levanta a los
brujos como bandas históricas del rock nacional (dos temas nomás ¡pero cuenta!)
2010 encuentro el blog ese
pidiendo que se vuelvan a juntar.
Parece capricho porque, onda los chabones, estaban en otra. Yo conocía el caso
de Lee Chi, que había puesto una cadena de rockerías justamente nombradas Lee
Chi, que monopolizaron el negocio de la onda y el ser rocker a principios del
dos mil.
Ahora caigo, deben ser gente
amiga, o uno de los brujos los que está detrás de ese blog...
También me enteré después que la
melodiosa voz que acusa de tarado a su interlocutor en Mi vestido floreado es como una curadora re importante de arte.
Vivi Tellas es su nombre (charla en TEDx Rio de la Plata)
Cuestión que estaban,
subyacentes, totalmente vivos en el celular y/o reproductor portatil de música
en formato digital. Inyectando energía en alguna mañana de salir a trotar,
desparpajando la realidad careta con sus letras divertidas. Pero como Pink
Floyd o Mozart, estaba totalmente aceptada su desaparición. Uno podía desear,
como en Imposible de Callejeros que Gardel toque con los Beatles en la plaza
del barrio, pero eso no lo haría suceder.
Y volvían. Y yo temía.
¿Y si era el choreo rock tour?
Lee Chi, el ex bajista bardeó en su tw exponiendo que la banda estaba testeando
el mercado. Lee Chi
igual no está en esta vuelta y muchas voces lo señalan como uno de los
principales responsables de la separación.
tocar gratis para la gente, que te pague macri, no es jugartela es testear, nunca estaria de acuerdo.
— LeeChi siempre (@leechimerch) junio 1, 2014
Etna Rocker (Guerrisi; guitarra,
padre del sonido) o su frío Comunity Manager confirmaban que los brujos
tocaban, como otro vulgar anuncio parroquial. Dominaba un ascetismo
informativo, no sé si como generador de suspenso, o para no inflamar las ya
gigantescas expectativas.
Convengamos que la forma en que
vuelven fue rara, una campaña viral orquestada desde Vorterix, un cuarto disco
que retoma producciones grabadas hace dieciséis años, y el primer show en una
plataforma para artistas nuevos.
Pero fui, con mi hermana, con
Matías. A Matías lo encontré después en el piso de la terraza del CC Recoleta,
antes paseamos por el emergente con mi hermana. Antes caminamos de Retiro a
Recoleta, hay una afinidad semántica entre esos dos lugares y un terrible
contraste. En el parque que antecede al Centro Cultural había jipis escabiando
al pie de sus bicis plegables, recordando sus días en el Lulla, diciendo que
faltaban como tres horas para que arranquen. Con mi hermana recorrimos
rápidamente la exposición de los rolling y los bitles. A la salida lo vimos al
Secretario de cultura de la Ciudad, el Ingenierio con postgrados en marketing y
hotelería Hernán Lombardi. Él estaba
dando una nota y tenía un mechón violeta, onda re joven. La otra cosa que
podías hacer era cortarte el pelo, había un convenio con la peluquería PRANA,
que te hacía extraños peinados nuevos.
Mi resistencia a estos peinados debería haberme dado la pauta, estoy
viejo, viejo y choto.
Eran cerca de las ocho, vamos a
la terraza, estaba terminando Efecto Lunática, que no conocía y me
gustaron.
Me fume a Indios, que están bien,
pero no iban con el /beat/ de la noche. A mi ex le gustan. Matías me hacía unas
caras en cada gesto hiperamanerado que tiraba don Vitola (cantante de la banda recién
mencionada). Mi hermana estaba embelezada con el público de cuarentones,
gordos, algunos disfrazados, que iban a tirar su último cartucho.
Yo también iba por eso. En busca
de ese pogo que le faltó a mi adolescencia. Menos ellos.
Empiezan. Se baja la pantalla que
oficia de telón, cinco arlequines monocromáticos empiezan un ritmo
monocorde. Un riff. La gente se vuelve
loca aunque no pasa nada. Dos arlequines más se escurren entre los otros y
gritan ¡Yuri Gagarin! ¡Gagarin! ¿Tema nuevo? Sí, no lo conozco, o recuerdo... Matías y mi hermana se desvanecen y yo
aparezco en el medio, al lado de la tercera fila. En un minuto veo que estoy
viejo. Una piba que pasa por encima de mi cabeza me patea la cara tres veces. Y
me duele, nunca me dolía cuando era joven. ¿Qué está pasando? ¿No me banco las
patadas en la cara de una piba que hace mosh?
Tengo una campera (¿qué carajo hacía con campera?) me la saco en un segundo, guardo en los bolsillos con cierres la billetera, el celu, la sube. Me la envuelvo alrededor del brazo, como si fuera un gaucho matrero en un duelo cuchillero o un boludo que debería haberle enchufado la campera a su hermana y se olvidó.
La figura del primer hombre en el
espacio me hace saltar. No sé bien porque. Bah, otra no me queda, si no salto
me aplastan los gordos cuarentones y las pubertas flaquitas, esas no me
molestan.
Al lado mío un rasta musculoso no
deja de lanzar gente para que mosheen. El chabon debe ser un aficionado al
gimnasio, tuvo en toda la noche, sin exagerar, un promedio de 20 personas
arrojadas por tema.
La gente no para de volar.
Me agito, me aprovecho que tengo
un poco de fuerza en los brazos e intento evitar que los empujones me garchen.
Termina el primer tema, deben haber pasado 15 minutos, o eso sintió mi cuerpo
viejo. Entra una geisha, se para en el medio del escenario. Puta madre, esto no
va a terminar bien. Efectivamente: “Los Brujos wa uchu
kara kite iru no de mondai nai”** y a los pibes y pibas, los señores y señoras, les alcanzó con eso.
Explotan, ssj nivel 10. Ni hablar cuando arrancó la música. En ese contrapunto
de rimas con A y con O que se alternan entre tonos agudos (los que riman con A)
y graves (los otros) había que bancár, saltar ¡saltá la concha de tu madre! que
si no te cagan a codazos. La imagen de Bruce Lee se me aparece sugiriendo que
sea como el agua. ¿Estoy delirando o realmente se apareció? El aguaviva de ese
mar de gente ¿Podes creer que no tocaron aguaviva?
Onda Kanishka, todo bien que no lo
toquen, que llenen diez lunas tocando tres horas Kanishka. Pero Aguaviva…
La escena de que este cronista se queda sin aire en medio del pogo se repite en Sasquatch, en Piso liso, pero no en Canción del Cronopio. Ese tema resucita para que en los otros te maten.
Tocaron un instrumental, que
estuvo bueno, más allá de que me permitía revivir.
Los Brujos en su vuelta se alejan de
su imagen sci-fi clase B que predomina en su estética de los noventa y tienen
una estética visual y escénica más refinada, más prolija. Desde su vestimenta,
que fue lo primero que difundieron desde su fb-page, antes incluso que su corte
de difusión Beat Hit. En el show
estuvo la aparición fantasmal de la geisha, ya mencionada, y luego se pusieron
unas bolsas de papa en la cabeza durante uno de los temas (Vudú)
que recordaban al Espantapájaros que pelea con el batman de Nolan.
Los conos que coronaban su cabeza
en difusiones y al comienzo del show volaron inmediatamente después del arranque. Fue medio triste cuando,
antes de tocar Beat Hit, casi
terminando el set, entre los cantantes se acomodaban los conos. Se notaba que
estaba al palo Elle Illuminati (Ricky Rúa) y ni daba parar para caretearla con
eso. Pero bueno, este revival no termina acá, y la imagen y eso es una pata
importante.
Como dije, este cronista no daba
más. Los años y las miles de horas de internet no vienen solas. Los brazos no
aguantaban. Las piernas hacían una especie de imitación del movimiento y los brujos
amagan su primera salida. Que nadie se la cree, primero porque no levantan la
pantalla que oficiaba de telón, segundo porque los plomos no corrían a
desenchufar los equipos como hacen siempre que termina un show. Y obvio al
toque después de unos minutos del grito de “BRUJOOOS, BRUJOOOS” o del clásico Pan y Vino, volvieron. Mi hermana antes
de que arranque el show había escuchado el cantico de “brujoos, brujoos” y con
acertada maldad se preguntaba si en dieciséis años no se podía preparar un
versito mejor.
Vuelven al escenario y después de
tocar el instrumental Capicúa (este
dato lo saco del blog que vuelvan los brujos, porque en el show yo ya estaba en
otro plano cuando hicieron este tema, era una bola energética amorfa que
destilaba satisfacción) tocan Mi papi no
te quiere, me retraigo, me dejo llevar por el río hacia el fondo, veo la
gente saltando, veo las chicas de pelos azules agitarse frenéticas, siento su
suave y dulce aroma, veo en el escenario
a esos dos arlequines gritarse en la cara, saltar, agitar a la gente, el ritmo
de la letra retumba en mi cabeza, me revive recuerdos lindos, de mágica
contemplación adolescente inocente de la música, de un uso psicofármaco
antidepresivo de la música, estoy seguro que estoy sonriendo, veo la gente apilarse
delante mío, gente saltando encima de la gente, que salta encima de la gente,
que salta encima de la gente, voy a contracorriente y el río me intenta llevar
pero quiero ver, me alejo, quiero ver eso que dejo o que dejé hace tiempo ya,
pero que fue, y en tanto lo recuerdo es, una parte de mí. La canción suena,
intento seguirla, pero solo me sale sonreír. Termina. "Esta es la punta
del iceberg" amenaza no sé ahora si Z-PQ o Elle Illuminati y luego dejan
el escenario, deskanishkaizado, ante el asombro de la concurrencia.
Al salir no tenía voz, me puse la
campera, estaba empapado y débil. Hallé a mi hermana, después a Matías, la
gente conversaba, la lluvia seguía copándose y no caía, después el bondi, el
tren, el pancho, el remo, la cama. La vida seguía, pero un poco más linda.
**Los brujos no tienen problemas porque vienen de otro planeta
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[ Fotos: Diego Emanuel González - Extraidas de: http://degph.com.ar/ ]
**Los brujos no tienen problemas porque vienen de otro planeta
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[ Fotos: Diego Emanuel González - Extraidas de: http://degph.com.ar/ ]
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