tl;dr: Como
Diamantes Telepáticos tocó en Il Amichi. No hacía frío mas el bar ardió. Cada
día más convencido de que llaman a la revolución.
Uno elige las
piezas que acomoda en su vida de forma aleatoria, esperando que el objetivo
final sea un poco de felicidad. Tener a mi buen amigo Ezequiel Toledo en mi vida me llevó a ver Como Diamantes
Telepáticos en vivo, fue una alineación estelar completamente genial.
La banda había estado en 678 el primero de mayo.
Yo sólo había visto el video Nueva
en la compu de Rober, un amigo de Toledo. El video era raro, una estética
disco, retro, onda Andrea True en More
More More y sonaban refrescantes. El
tema tenía un ritmo que me hacía
acordar en el comienzo a Shut up and let
me go, asociación que inmediatamente se olvida con la introducción del
estribillo instantáneamente pegajoso, que la cantante Mariela Centurión implanta
en tu cerebro y no se escapa con hipnosis o electroshock. No probé, pero sigue
estando ahí.
Investigo: Como Diamantes Telepáticos se define como punk rock en cámara
lenta. Eso no lo ves en el video Nueva, capaz
lo sacas por la referencia ramonera que cifran en los peinados, pero suenan
pop. La dulce voz que tiene Mariela, tampoco ayuda. Es en el fondo una cuestión
ontológica. El punk como ritmo y como espíritu o filosofía. Hacé la tuya, bardeá
lo establecido. Yo espero que logren bardear; tocar en 678 y cantar que “una
bandera solar va a flamear, será todo distinto” está abierto a la
interpretación.
Habíamos quedado con Toledo de encontrarnos en el bar Il Amichi a las
12. A las doce y cuarto yo recién entraba a bañarme, porque soy un impuntual de
mierda. Salgo doce y media a los gomazos pedaleando por Ruta 8. Llego a Il
Amichi (Sarmiento 1618) y ato la bici a un cartel de transito, no había (no hay,
siendo franco, en ningún coso cultural o bar, excepto La Herrería) palenque
para bicicletas. Ezequiel esperaba apoyado siniestramente al lado de las
ventanas del bar.
No entramos inmediatamente, ya que necesitaba quejarme de la feria del
libro que había ido ese día y había sido una dantesca cagada. Lou Bauman tocaba
adentro y no íbamos a poder hablar. En la puerta del bar, antes de entrar, el
chabón que cobraba entradas había repelido algunas gentes (no muchos, pero
cuatro al menos) que no querían pagar para entrar, que solo querían beber algo,
y el explicaba que los días que hay banda es con entrada. Adentro había poca
gente.
Después de quejarme un rato, notamos que los CDT ya están probando
sonido. El flaco que cobraba las entradas se mete y nosotros zafamos de pagar. Aunque
yo realmente, realmente, de verdad quería hacerlo. En el interior había aún mesas
libres en el primer piso, en planta baja todas ocupadas. Finalmente nos
acomodamos en el balcón del primer piso, al lado de la consola, sentados en el
escalón que antecede al balcón, hiper burgueses. Hasta que arrancaron.
Ni hola; Escorpión para sacudirnos sin compasión, al toque. Una luz roja le
daba un look endiablada a la banda, y los pasos de baile de Mariela Centurión,
cantante, daban un tinte de posesión que se reforzaba con cada feroz golpe de
la batería. Escorpión es el primer
tema del primer disco y luego le sucede Nueva,
y así fue también en el show de la fecha. Es muy loco que pueda sentirse TAN
bien corear: “me compré un vestido
volador y dare una vuelta”, debe ser por los otros versos, que explícitamente
llaman a la revolución, antes decía que el estribillo se metía en tu cabeza,
los otros versos deben entrar más subrepticiamente directo al subconsciente,
encima luz ROJA ¡armas para el pueblo ya!
Tocaron luego Reloj de arena del
segundo álbum, después Como en una película
y yo no dejé de cosificar el look vaquero de la cantante. En eso Ezequiel
me señala que van a tocar Soñar Soñar.
“¿Cómo sabes?” pregunté, y me apuntó al guitarrista que le ponía una especie de
chirimbolo (un capodastro) a la viola, yo me quedé pensando que tenía que
ver, pero efectivamente tocaron Soñar
Soñar que no tiene relación con el tema de Pez, ni con la película de
Monzón.
Después Fernando, guitarrista, voz y hermano de la cantante, agarró la
voz cantante e hicieron Aviador,
luego amagó a tocar Las voces del
silencio, que arranca con un riff
particular que a mí me remite a un anime, pero tocaron Veinte primaveras. Ahí la gente del
lugar se copó y se saltó y bailó todo. Y
después sí, Las voces… , donde la
banda emanó una energía colosal, ardía el bar en la fresca noche sanmiguelina y
nadie estaba quieto, saltaba la banda, el público, el sonidista, yo, Ezequiel
no, Mariela agitaba el brazo fuerte y sacudía la audiencia en cada puñetazo al
aire, desde la altura en la que me encontraba sentía la vibración del bajo y la
batería me daba pequeños infartos. Podía observar las agujas y leds de la
consola sacudirse frenéticos, pero no tanto como Mariela. La canción tiene una letra
en francés, una cosa con la voz que de a ratos se torna en una lectura de
poesía y un estribillo que repite: “c´est ma voix qui
t´attend” y
yo deseaba que eso me lo diga a mí. Y después
fin. Me quede con ganas de más. Pero ya Otoño estaba acomodando sus cosas. Ezequiel
se sintió mal y nos fuimos (la gente de Long Play cuenta que Otoño hizo un showgenial), yo un poco más feliz, no por el malestar
de mi amigo, sino por la magia que acababa de contemplar, casi en exclusiva sin
entender por qué tenía ese privilegio, esperando que en un futuro próximo
palpable, se socialice mucho más esta bella situación.
La banda sigue presentando su disco Dorado, que fue grabado y mezclado
analógicamente en el 2013, en el imperio de las máquinas y a sólo unos días que
google conquiste el mundo… Punk, resistencia, liberación.
En el Bandcamp de la banda se puede bajar el disco pagando lo que uno
quiera, sí, cero incluso (¡ratón!), el primero también.
Los
próximos conciertos de esta gira son el Viernes 23 de Mayo en Quilmes (BLEND
BAR) al otro día, el Sábado 24 de Mayo tocan en Temperley (LA CASITA DE
TEMPERLEY) y el Viernes 6 de Junio en La
Plata (CASA LUMPEN); yo diría que vayan.
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