"Miró hacia el cielo, y una gota le golpeó la frente. Era
algo, no sabía si sería la última, o recién la primera. Con lo poco de fuerza
que le quedaba a esa hora cerró con fuerza los ojos, y esperó que lloviera, así
las lágrimas se disfrazarían de
tempestad, al menos una que no presionara el
pecho.
El dolor de haber matado a un amigo, de haber dejado a la
intemperie, a la buena de la putrefacción ese abrazo, le besaba la mejilla…
cada vez más seguido.
Algún Refutador de Leyendas dirá que fue el tiempo, o los
caminos que nos hace tomar la vida. Pero él sabe que no es así. Que, ya sea por
respeto, por no volver carne ese sentimiento, por honesto, o por boludo, fue él
el que decidió situar el disparo entre los ojos, o al corazón, que para el caso
es lo mismo. No fue el tiempo, no fue el amigo y sin dudas, no la mujer.
Decidió olvidar, y no hay mejor forma que transformarlos en
letra. Pero no supo a quién desaparecer primero. Escribirle un poema a ella, o
una canción a él. Con la ida de uno, lo atormentaría el recuerdo del otro.
Prefirió ya sin culpa, dejarlo ir a él; es mucho más benévolo un amor eterno
que nunca será, a una amistad interrumpida, la fantasía sobre la realidad, una
mentira que lo haga feliz, a una verdad que le destruya la vida.
Pero no se culpa, las muertes suceden. Y hay algunos, sobre
todo en Flores, que cambian al mejor de sus amigos por medio amor
correspondido.
En esta historia hay dos de esos."
El de pantalones rayados, y asi tambien está su razón
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