domingo, 8 de febrero de 2015

Sin palabras elegantes

7:17 p.m. Posted by DC No comments


 
Miércoles Viscerales




Tengo el conducto nasal irritado. Tengo sueño, sed y una indeseada erección. Lo que antes de dormir era un lagrimeo, ahora es ardor. Mis ojos; es ese producto de mierda que usaron para fumigar la casa. Dos grandes pelotas rojas en lugar de ojos.


Pienso en esa invasión de pequeñas hormiguitas rojas como una separación. Como cuando te dejan. Si las ves, el proceso más complicado ya fue hecho. Te ganaron lenta e invisiblemente. Cuando las ves, ya es tarde. Y ahí necesitas que venga el gordito con su mochila amarilla, asesinando, empapando de veneno todo lo bueno y recordar solo lo malo. Así es más fácil.


Se meten por cada agujero disponible, van a lo dulce. Las matás y vuelven a aparecer: el cumpleaños de la abuela fumando solos en el frio, la primera vez que cogieron, metidas entre el azúcar, el zapato quemado, en los azulejos caminando, las chicas coloradas y las grandes negras, ahí mostrándote como te miraba a los ojos, como dos pelotas rojas cuando se reía.


Por quinientos pesos lo llamas a él, con su mochila de plástico amarilla y su veneno líquido. Lo rocía en las paredes, platos y mesada. Te lo sirve en un vaso, corto pero ancho. Querés esa sensación de mierda de nuevo. Ser ese hijo de puta de la siesta, comezón en la nariz y mirar de nuevo con dos pelotas rojas en lugar de ojos.

 El de pantalones rayados.



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