¿Por qué me sumerjo? ¿Por qué me siento mejor rodeado de
agua que de aire, si odio estar mojado?
Será que no busco refresco, si no separación, aislamiento. No te veo bien, no te oigo con claridad, no me importa si estás, ese lugar es mío. No pretendo movimiento.
Será que no busco refresco, si no separación, aislamiento. No te veo bien, no te oigo con claridad, no me importa si estás, ese lugar es mío. No pretendo movimiento.
Será porque solo puedo estarlo algunos segundos, y quiero, como costumbre ya, lo que no puedo tener. O es el recuerdo de la niñez, la competencia contra uno mismo, “aguantaré más tiempo que la vez anterior”, la competencia contra el otro, “el primero que sale pierde”. Será la pulsión de muerte, el regreso al útero lo más probable, donde todo estaba bien, donde todo era seguridad y tibia comodidad.
Escucho mi corazón latir, se ralentiza, se acaba el aire. Salgo y la bocanada de aire es tan grande como la frustración de haber vuelto. Escucho tu corazón latir, pero es mentira. Sumerjo la cabeza de nuevo, solo unos segundos más.
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