miércoles, 18 de julio de 2012

Miércoles Viscerales

1:09 a.m. Posted by DC No comments

En este tercer encuentro, buscando un nuevo texto que publicar, acudimos a un descubrimiento, no muy asombroso, pero que nos dio al menos curiosidad, un viejo, nuestro Viejo de Asfalto, un sufrido de la lírica y de la melodía de la palabra ama el fútbol, su folclore y su práctica; sufre y se apasiona con el rodar del balón.
Simplemente lo dejamos hablar y transcribimos textualmente su monólogo.

Texto Tercero:


"  De chico con una ignorancia tan apacible como confortable, recibí, fiel a la costumbre de todo padre futbolero, los colores hereditarios. Son pocos los que osan esquivar, a veces con gambeta sutil, tan preciado legado. No hay traición superior, no hay deshonra mas fuerte; eso, y cambiarse el apellido por el del vecino es casi lo mismo. Pero yo los recibí encantado, los incorpore a mi sangre, hice propio un amor ajeno. No obstante con la impunidad que caracteriza a toda madre, se me es acercado un estandarte, de esos que usan sobre el pecho una banda roja que lo cruza: “Mirá, como mamá”, de ahí y con esa frase, por lo menos traicionera, comenzó mi cruzada por no decepcionar  ninguno de mis progenitores, y por fundamentar algo infundamentable, ser hincha de dos equipos grandes. Ser hincha sufrido con La Academia y, durante mi infancia (segunda etapa del príncipe uruguayo) exitoso con las Gallinas.

  ¿Cuando juegan juntos por quién hinchas? ¿Y si los dos pelean el campeonato? ¿Gritás medio gol?  Y toda una serie de preguntas que, no podían nunca dibujar con sus respuestas, el paño que definía el sentir: yo era ambos. SI hasta llegue a gritar el 1-0 y el 1-1 en aquel cruce de fines del 2001,  pero esta vez alegre por el resultado que beneficiaba solo a uno. Con forme pasaban los años iba mermando, cual “sube y baja”, mi atención entre uno y otro. Sufría, me alegraba de vez en cuando, pero principalmente sufría; eliminaciones de copas con uno, promociones con el otro, campeonatos perdidos con uno, mitad de tabla y jugar por nada con el otro.

  Finalmente me decidí, entendí que en este arte solo se puede ir con uno, que en la sangre pueden correr dos colores y no cuatro.

  Justo cuando a uno lo ungía victorioso un hincha del otro, yo me inclinaba por el celeste y blanco. Cuando a River, precediendo lo que sería la época más nefasta de su historia, lo coronaba campeón del torneo Diego Simeone, yo entendí, que según mi personalidad solo podía ser de Racing, podía, sin dudas guardar un gran cariño por las tintas roja y blanca, pero no identificarme con esas 33 estrellas en el pecho, de jugadores gloriosos, de goles de oro y gambetas de ensueño, con ese del buen toque, de los relatos a balón anaranjado; fiel a mi estilo, el escudo que me enmarcara debía ser sufrido, debía borrarme la sonrisa de un plumazo al finalizar un fin de semana de amoríos, debía hacerme llorar y salvarse agónicamente sobre el final, perder partidos imposibles y ganarlos sin ningún merito sobre la hora.

  Entonces con el tiempo me di cuenta que había elegido bien, que mi forma apesadumbrada, por momentos depresiva y malhumorada, llena de sentimiento, encajaba perfecto en el encastre albiceleste que se me proponía. Mas luego sucedió algo impensado, la racinguizacion de River, de este River que pierde partidos al último momento, que sus presidentes lo manejan como una billetera abierta, que no clasifica a las copas, que juega mal, que juega promociones, que las pierde, que desciende y mas tarde asciende con polémicas.
  Mirando últimamente a este equipo que solió ser de mis amores y por el que guardo aun un cálido afecto, viendo como sigue hundiéndose en la penosa agonía de no levantarse nunca, con fantasmas y rumores que merodean su alma, me di cuenta que, aun estando orgulloso por el camino tomado y eternamente enamorado, de ser hoy una vez más adolescente, la decisión sería más difícil, y tranquilo podría tomar el camino de la vereda de en frente."


El de pantalones rayados, y así también esta su razón.

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